Mario Abner Colina
Agencia Reforma
Basta con ver una fotografía del Cau Vang o Puente Dorado, en Vietnam, para comprender el porqué del encanto de este sitio en el sureste asiático.
No se trata de su tono dorado, o que mide 150 metros de largo y está a mil 400 metros sobre el nivel del mar. Dos gigantescas manos, que emergen de los árboles del jardín Thien y que parecen pertenecer a algún dios antiguo o gigante convertido en piedra, aparentan sostenerlo, lo que le da un carácter casi mágico.
La firma responsable de su construcción, TA Corporation, utilizó una técnica para envejecer la roca y dar la ilusión de que estas manos llevan allí siglos.
Inaugurado apenas en junio y ya se ha convertido en uno de los principales atractivos de Vietnam. Se ubica en la ciudad costera de Da Nang y ofrece una singular visión de la cordillera Annamita, que recorre Laos, Vietnam y Camboya.
Forma parte del complejo residencial montaña Sun World Ba Na Hills.

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