Lupita Aguilar
Agencia Reforma

Para narrar una nueva historia olfativa, Carlos Huber, historiador, arquitecto restaurador y perfumista mexicano acudió al El Palacio de Los Palacios, listo para encantar a las mujeres que buscan acompañar su estilo con aromas únicos.
La visita fue para presentar dos exquisitas fragancias de verano, desarrolladas en conjunto con el experto Rodrigo Flores-Roux, y las cuales se integran a la línea Esencia de El Palacio de la firma Arquiste, fundada por el propio Huber.
Una de ellas es «Guayabos» y encierra acentos peculiares que evocan las fincas del Sureste, arrullados por el olor de esta fruta, poseedora de una magia especial, azucarada e inolvidable.
Además, estos alquimistas modernos sumaron bergamota de Calabria, jazmín de la India, cedro, madera de ciprés y osmanto de China.
La segunda, «Limoneros», está inspirada en las chispas cítricas de una mañana soleada salpicada de verde.
Con técnica y paciencia, añadieron toronja rosada, jengibre, pachulí, vetiver, madera y hojas de limón.
«La fórmula resulta en una experiencia táctil y de sabor que va más allá del olfato», dice Huber.
De acuerdo con él, estas propuestas definen en mucho a México en un momento en el que hay un énfasis en la revalorización de su artesanía, gastronomía, música, arte y otras formas de cultura.

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