Natalia Vitela
Agencia Reforma

En los niños de primaria, la irritabilidad y la explosividad son más frecuentes que en 1995, detectó una investigación del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Jorge Caraveo, investigador del Instituto y líder del estudio, advirtió que son conductas que empiezan a asumirse como normales, cuando deben tratarse de inmediato.
«No se empieza a observar como un problema, sino como algo normal. Sólo cuando se complica la situación es cuando se recapacita que hay un problema», señaló el experto.

El riesgo de no tratar el problema, precisó, es que en el mediano y largo plazo los hace proclives a la violencia.

El investigador, quien ha realizado estudios sobre la vigilancia de la salud mental en niños y adolescentes, indicó que estas conductas están asociadas con la violencia que se registra en el País, la precariedad en la que viven muchas familias y la forma en que los niños son educados por sus padres.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Psiquiatría la irritabilidad de los niños es 5 veces más frecuente, y la explosividad entre 7 y 10 veces más recurrente que lo reportado en 1995.

Ante esta problemática, Claudia Sotelo, directora del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia, plantea que el fenómeno denominado hiperparentalidad incide en esta conducta.

«Se trata de padres que no pueden ver que sus hijos sufran, son sobreprotectores y quieren hacer todo por los niños», alertó.

Agregó que los padres pueden identificar si sus hijos se comportan de esta forma. Si son demandantes, quieren hacer su voluntad y se les dificulta integrarse con los otros, además de que no saben perder.

«Terminan siendo agresivos. Hacen berrinche e incluso son manipuladores; no se les da gusto con nada», advirtió.

La especialista aseguró que los niños dejan de tener conductas irritables y explosivas cuando los papás les dedican tiempo.

«A veces sólo con dedicarle el tiempo empieza a tener cambios. Un papá que de verdad se toma el tiempo de ver a su hijo, de atenderlo, de cuidarlo, de escucharlo, de mirarlo; podría ser una de las recetas suficientes para que un niño con estas características deje de serlo».

Además, precisó, necesitan reglas y rutinas; en ocasiones, no es posible negociar con ello.

«Sí puedes hacerlo o no puedes hacerlo. A veces no es necesario dar una gran explicación. Sólo con decirle: ‘No puedes’, es suficiente. Ésa es una de las cosas que en ocasiones los papás no quieren hacer».

Sotelo mencionó que es fundamental revertir estos síntomas en la niñez, porque en la edad adulta son personas violentas que incluso pueden meterse en problemas legales.

«Es necesario atender la situación hoy. En la medida que se postergue el problema, se vuelve mayor», recomendó.

La experta reconoció que en su consulta se registra un incremento de niños con estos síntomas.

«Es algo que se ha aumentado y día a día va para arriba. Son niños referidos por las escuelas. Las maestras están detectando niños intolerantes a la frustración y con poca capacidad de espera.Tienen arranques de rabia, y es por esto que nos los mandan», explicó.

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