Patricia Miranda
Agencia Reforma
Por sus miradores, arquitectura y gran cantidad de propuestas musicales y gastronómicas, Chicago es un gran destino para empezar a programar una travesía.
El crudo invierno está por irse y con la llegada de la primavera los viajeros pueden realizar un recorrido para conocer el legado arquitectónico, ya sea a pie, en segway, bicicleta o a bordo de una embarcación que navegue por el Río Chicago.
Los paseos organizados por la Chicago Architecture Foundation (CAF) son muy reconocidos, y al escuchar a los guías certificados se conoce más acerca de la obra de grandes exponentes, como Ludwig Mies van der Rohe o Frank Lloyd Wright, entre otros.
Una parada indispensable en todo recorrido por la Ciudad de los Vientos es el Millennium Park. Sitios como el Jay Pritzker Pavilion, escenario creado por Frank Gehry, o la Crown Fountain, una fuente diseñada por Jaume Plensa, siempre son un imán turístico.
Sin embargo, la gran protagonista del parque es la escultura Cloud Gate, de Anish Kapoor. El famoso «frijol» que incita a los visitantes a tomar fotos casi compulsivamente. Algo similar sucede con quienes deciden capturar panorámicas de 360 grados de la ciudad -incluido el lago Michigan- desde el John Hancock Observatory.
Tras saciar el sentido de la vista, también hay que darle gusto al oído. La ciudad es una meca para escuchar blues y jazz. Obligada resulta una visita a sitios como el Green Mill Cocktail Lounge o el Kingston Mines. Además, este año, Lollapalooza, uno de los festivales que más viajeros atrae a este destino, se realizará del 2 al 5 de agosto en el Grant Park.
Y si de cumplir antojos se trata, la oferta gastronómica abarca desde la clásica Deep Dish Pizza -hay varios sitios que dicen servir las mejores-, las adictivas palomitas Garret -vale la pena cada segundo que se gasta en la inmensa fila que hay que hacer para adquirirlas-, hasta visitar las grandes mesas, como las de Alinea, del chef Grant Achatz o Mexique, de Carlos Gaytán.