José Arrieta
Agencia Reforma
Con el Año Nuevo llegan también los propósitos de aprender o perfeccionar conocimientos en distintas materias. Sin embargo, también es clásico que, al paso de las semanas, la emoción con la que se abrazan los compromisos vaya diluyéndose.
Según un estudio practicado por la Universidad de Pennsylvania, sólo el 14 por ciento de la gente logra estos objetivos en el largo plazo. Costos, no sólo económicos, sino de tiempo, desplazamiento, esfuerzo y habilidades personales son fundamentales para concluir felizmente y pertenecer a esos pocos que sí cumplen.
«A menudo, tratamos de mejorar con metas imposibles de alcanzar. Ese es el problema casi siempre: como no tenemos los recursos necesarios para lograr el objetivo, esto se traduce en frustración y abandono», remarca un estudio realizado en la facultad de psicología de la Universidad del País Vasco.
En el caso de la gastronomía, no sólo es necesario reconocer la viabilidad del objetivo, sino su finalidad, pues ello permitirá elegir adecuadamente los cursos y herramientas adecuados para su consecución.
Quienes desean mejorar sus técnicas de cocina para el día a día o disfrutar mucho más el descorche de un vino pueden tomar un taller de pocas horas a la semana, los que aspiran a ser cocineros o sommeliers profesionales requerirán muchas más horas detrás de los fogones o en el servicio.
En las páginas de esta edición encontrarás el kit básico -con cursos, libros, herramientas e incluso apps-, para llevar a buen término cuatro propósitos gastronómicos.